Streaming en un ambiente doméstico ¿es eso legal?

Acabo de comprarme una PSP (la nueva consola de Sony) y una de sus funciones hizo que me acordase de algo que dijeron en el último Simposium sobre el Derecho del Entretenimiento de UCLA (University of California, Los Angeles).
La consola de Sony, además de para jugar, puede reproducir música, pelí­culas (en formato mp4 por ahora) y fotografí­as; puede también conectarse a Internet a través de una conexión wifi, así­ como visitar páginas web gracias al navegador que traerá la versión 2.0 (sale aquí­ en EE.UU. el dí­a 12 de agosto).

En dicho Simposium, uno de los conferenciantes discutió cómo las nuevas tecnologí­as (principalmente las que están en «la incubadora») pueden implicar aún más problemas para la industria del cine, música y TV.

Una de ellas es Orb.com una empresa que ofrece la posibilidad de, a través de un software propietario, transmitir contenidos de un ordenador (por ejemplo, el sobremesa de casa), a cualquier dispositivo que tenga un navegador web (por ejemplo un PDA, una PSP o un smartphone). Podemos, por poner un ejemplo, grabar una pelí­cula, las noticias o una serie de TV en el ordenador de casa y acceder mediante «streaming» al contenido una vez grabado (incluso la nueva versión ofrece la posibilidad de visionar la TV en vivo). Lo único necesario es un ordenador bastante potente, una conexión de banda ancha y un dispositivo portátil con navegador web.

A priori, dicha transmisión streaming no implica problemas legales, se realiza en un entorno privado donde no hay beneficios económicos por la persona, por lo que no infringe directamente los derechos de los titulares de los programas que graba.

La cuestión legal es que www.orb.com hace la técnica del streaming muy fácil de realizar, prácticamente de forma gratuita y en un ambiente privado, lo que podrí­a causar abusos por parte de los usuarios. Por ejemplo que un usuario compre un partido pay-per-view y revenda dicha emisión a través de este servicio, o que «ofrezca» servicios de emisión de contenidos protegidos a cualquier otro usuario.

Desde un punto de vista legal, esta nueva plataforma de contenidos es completamente lí­cita si se realiza en un ambiente puramente doméstico, pero ¿habrá alguien que intente sacar beneficio de él? Probablemente, y entonces se abrirá otro frente de batalla entre industria e individuales.

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