Después de tantos meses sin escribir, hoy no me he podido resistir ya que, gracias a un tuit de Claudio Ruiz, me entero de un caso que une a mi límite a los derechos de autor favorito, la Parodia, con la defensa del Fair Use, del que ya he dicho en incontables ocasiones que soy fiel admirador.
A finales de 2010, la productora Brownmark Films, titular de los derechos del vídeo-musical de la canción «What What (in the Butt)», del artista Samwell (lo de artista, nunca mejor dicho), demandó a Viacom, productora de la popular serie «South Park», por realizar y explotar un vídeo que, entendía, infringía sus derechos de propiedad intelectual.
La obra originaria es ya una parodia en sí misma, por lo que no hay que tener mucha imaginación para que se nos ocurran mil formas de satirizarla:
Lo cierto es que los guionistas de South Park no se devanaron mucho los sesos, y se limitaron a dibujar el vídeo musical y a poner la voz de uno de los personajes de la serie, que era quien lo interpretaba:
La demandante se sintió agraviada por esta versión de South Park, y tras dos años desde la emisión de la misma, demandó a Viacom, por vulneración de sus derechos de propiedad intelectual.
En diciembre del año pasado, un juez de Wisconsin aceptó la solicitud de los demandantes de rechazar el caso, diciendo que el caso era tan sólido para Viacom, que no era necesario siquiera entrar a enjuiciarlo. Según el juez, Viacom tenía una defensa contundente, en base a la doctrina del Fair Use (sección 107 del Copyright Act), que exige valorar los siguientes puntos:
– La finalidad de la utilización de la obra
– La naturaleza de la obra utilizada
– La cantidad y sustantividad utilizada
– El efecto de dicha utilización en el mercado potencial de la obra utilizada
El juez consideró que todos iba a favor del demandado, incluso el último creía que favorecía a Samwell, que había realizado un vídeo viral para Internet y que la parodia de South Park no hacía más que propiciar esa viralidad. Además, por si no fuese suficiente, le impuso las costas legales del procedimiento, que ascendía a más de 30,000 dólares, para desincentivar «juicios ridículos».
El «artista» no se quedó contento con el varapalo de primera instancia y recurrió, argumentando que el juez no puede no admitir el caso basándose en un argumento de fondo, como era el fair use. Ayer se publicó que la Corte de Apelaciones del 7º Distrito le ha dado parcialmente la razón, pero sólo para decirle que es cierto que no se puede utilizar un argumento del fondo del asunto para rechazarlo de forma previa, si bien cuando el caso es tan claro (como el presente), y si el juez tiene todos los hechos relevantes, sí tiene discrecionalidad para hacerlo. Además, el tribunal considera que sería injusto permitir que el juicio entrase en fase de prueba porque su coste podría hacer que las partes decidiesen llegar a un acuerdo.
Caso ameno y divertido, que espero que me haga retomar el blog con mayor asiduidad.
Juas, lo cierto es que hace mucho que no veo South Park, pero reconozco que me cuesta decidir cuál de las dos versiones es más bizarra… yo no tengo claro qué efecto tienen los 3 primeros puntos (habrÃa que saber qué pensaban en Viacom cuando decidieron incluir la escena para poder juzgar eso, y no estoy en posición xD), pero en el último creo que tienen razón: este tipo de cosas suelen conllevar de rebote más difusión para el vÃdeo original. Incluso me da por pensar que esperar 2 años para poner la demanda tiene un poco de eso… de relanzar el viral, con otra excusa, un tiempo más tarde 🙂
PD. Ya ves que al otro lado sigue habiendo lectores al acecho 😉