Una de las reivindicaciones frecuentes de los titulares de derechos de propiedad intelectual es que se deben aprobar nuevas leyes que protejan aún más sus activos, porque las actuales no funcionan. Raro es el foro, debate o acto público en el que, representantes de estos sectores, no expresan públicamente su deseo de que el Gobierno apruebe una «nueva Ley de Propiedad Intelectual» o nuevas medidas para evitar la sangría que actualmente está padeciendo el sector, especialmente en Internet.
¿Tienen razón los titulares de derechos cuando se quejan de que, actualmente, no existen leyes que impidan la vulneración de derechos de propiedad intelectual?
Desde mi punto de vista, no del todo. Me explico. Cuando hablo públicamente de este tema, comento que es significativo que estemos en España en la situación que estamos, cuando tenemos leyes sustancialmente idénticas a las de los países de nuestro entorno (Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, etc.). Es decir, tenemos implementadas en nuestro país las mismas directivas que nuestros vecinos ingleses o austríacos y, sin embargo, la situación jurisprudencial, social y comercial es sustancialmente diferente. Tenemos que analizar, por tanto, por qué las leyes que están sirviendo a otros europeos no nos sirven a nosotros ¿no las estamos aplicando bien o es que vivimos en una realidad diferente, que exige distintas leyes?
Desde hace varios años, en el despacho estamos protegiendo vigorosamente los títulos de nuestros clientes y para ello hemos analizado cómo se explota sin autorización en nuestro país material audiovisual, y cómo lo hacen en otros países, tanto europeos como, principalmente, latinoamericanos. Sorprendentemente, nos dimos cuenta de que las principales plataformas españolas de difusión ilícita de material audiovisual eran empresas, inscritas en el Registro Mercantil, con domicilio social, administradores nombrados y una estructura ciertamente profesional. Es decir, generalmente no se trataba de pequeños desarrolladores que utilizaban mil sistemas de ofuscación para no ser detectados, o que operaban con proxies que hacían imposible su detección.
Al ir a Francia, Italia, Alemania, Reino Unido, México, Argentina, Chile, Perú… vimos que, generalmente (siempre hay excepciones) era así: los principales sitios de Internet de difusión de material no autorizado tenían un halo underground, con administradores difícilmente localizables y con una estructura poco profesionalizada.
Desde mi punto de vista, para poder atajar este problema debemos preguntarnos qué ha ocurrido en nuestro país para que lleguemos a este estado y por qué ha florecido en España un «ecosistema» estructurado y profesional (con agencias de medios especializados en páginas de enlaces, etc.), que no encontramos en países de nuestro entorno. Hay que ser autocríticos y ver qué pueden hacer las empresas y profesionales (empresarios, abogados, actores, etc.) de este sector, individualmente y en conjunto, que han/hemos hecho mal hasta ahora y que ha provocado que estemos en esta situación.
Además, en España, el disfrute gratuito a contenidos no autorizados por sus respectivos titulares se vive de otra forma. Hace poco comentaba con una compañera española residente en el Reino Unido que en nuestro país se habla sin tapujos de este tema y más aún, cuando alguien te comenta que ha visto tal o cual serie («Juego de Tronos», «Breaking Bad», etc.), a estas alturas de siglo pensamos «por defecto» que lo ha visto a través de Internet en un servicio no autorizado por el titular de derecho (quien, consecuentemente, no percibe ni un céntimo por tal disfrute de un contenido que le ha costado millones producir). Hablando de este tema con otra persona que vive en Francia, me decía que, por supuesto, este asunto no había ascendido al nivel de la calle, y que seguía siendo algo underground, del que el público en general no hablaba abiertamente y sin la sensación de no estar perjudicando a alguien. En España, decir que disfrutas de los contenidos de plataformas y sistemas que no retribuyen a los respectivos titulares de derechos no sólo no está mal visto, sino que es lo habitual.
Hace unos años, cuando discutía de esta cuestión con familiares y amigos (trabajando en este sector y sabiendo la postura que tengo, imaginaos cómo terminan muchas comidas y cenas…), la mayoría argumentaba que accedían a contenido audiovisual principalmente por la falta de disponibilidad de oferta legal. Hoy en día, con Filmin, Yomvi, Wuaki, Nubeox, CineOnline, etc., creo que ya no es un argumento. Si quieres ver «Juego de Tronos» pegado al estreno en USA, hoy puedes gracias a Yomvi; si quieres acceder a cine independiente de calidad y multiplataforma, puedes gracias a Filmin; y así, con el resto de agentes del mercado.
Todo esto viene a colación porque la Comisión Europea publicó la semana pasada una Comunicación al Parlamento Europeo con un nuevo Plan de Acción sobre el respeto de los derechos de propiedad intelectual en la UE. Aunque en la Comunicación se habla en general de «derechos de propiedad intelectual», vemos que muchas de las medidas se refieren sobre todo a patentes y marcas («propiedad industrial»), más que a derechos de autor y derechos conexos. En dicha Comunicación, que marcará el plan de acción de la Unión para los próximos años, se establecen 10 actividades que implican tanto a los Estados Miembros (que deberán promulgar nuevas leyes), como a los consumidores y titulares de derechos. Todos tenemos deberes en este tema.
Las principales acciones que destaco son las siguientes:
– Sensibilización de los clientes, consumidores y trabajadores, sobre el deterioro de la competitividad de las empresas legítimas por el consumo de productos y servicios ilegales.
– Responsabilidad de los titulares de derechos de garantizar la integridad de las cadenas de suministro que, trasladándolo al tema de la piratería online, supondría que las productoras, distribuidoras, etc., deberían mentalizarse a invertir recursos para disminuir la exposición ilegal de sus contenidos ya que, a día de hoy, esta tarea suele estar delegada a entidades que luchan por un fin general, más que por la defensa de un título en particular.
– Dialogar con los interlocutores del sector para evitar la presencia en Internet de productos ilícito, siguiendo la regla del «follow the money», para lo cual se involucraría activamente a proveedores de servicios publicitarios, servicios de pago y expedidores. Como he comentado antes, al hacer la radiografía de la piratería en Internet, ves que multitud de empresas multinacionales (adservers, agencias de medios, anunciantes, pasarelas de pago, etc.) que proveen servicios a páginas de enlaces, permitiendo que su «negocio» sea rentable.
Esta solución es la que ya han explorado EE.UU., Reino Unido e Italia, entre otros, y que creo que es el camino. No penalizar al usuario o consumidor final, sino apretar lo máximo posible a quien, parasitariamente, se aprovecha del trabajo, esfuerzo, inversión y riesgo de un tercero.
– Cooperación entre las autoridades nacionales, para evitar la duplicidad de competencias y trabajar todas hacia un objetivo común.
Es indudable que si existe una mayor sensibilización por parte de los consumidores; si los titulares de derechos invierten recursos, individualmente, para proteger sus activos; si los intermediarios no cooperan o prestan servicios a quienes favorezcan la difusión ilícita de contenidos; y si las autoridades nacionales trabajan de forma más coordinada, los niveles de acceso ilícito a material musical o audiovisual sería muy inferior al actual.
En resumidas cuentas, vemos que alguna de estas acciones se traducen en la promulgación de nuevas leyes, si bien (y respondiendo a la pregunta que sostiene este post) creo que la mayoría no, porque implican otro tipo de acuerdos e iniciativas.
Da gusto que se intente profundizar un poco y no nos quedemos en el debate de titulares, populismo y demagogia! Pensemos lo que pensemos cada uno hay que profundizar.
El problema creo yo que es la bola de nieve. Voy a poner un ejemplo: cuando yo descubrà Napster (1999 o por ahÃ) conseguà un montón de material que no encontraba en Madrid Rock ni en ningún otro sitio. La industria me criminalizaba aunque yo me ley la LPI y vi que no hacÃa nada ilegal, no lo consideraba inmoral porque habÃa muchos clásicos que no estaban todavÃa en CD y que ya tampoco en vinilo.
Ha pasado el tiempo y he oÃdo por parte de la industria que acabábamos con el sector del transporte, con la cultura, que éramos criminales, etc. claro mis sentimientos no han sido muy buenos, no me siento con ganas de ayudarles.
El CD era más caro que el vinilo (a pesar de tener una producción más barata) porque la calidad era mejor, pero el MP3 con peor calidad no bajaba de precio a pesar de disminuir el coste en packaging y distribución.
Han llegado a decir que claro que un CD era más caro porque incluÃa el libreto, sin darse cuenta que el valor para el cliente era la música y no el libreto.
No han creado servicios que me permitiese durante todos esos años conseguir de forma legal música o pelÃculas intentando obligar al cliente que asumiese lo que no querÃa (¿en qué escuela de negocios enseñan que hay que obligar al mercado?)
Sigue ocurriendo esto asÃ: Actualmente en los cines de verano no se puede proyectar pelÃculas del otoño pasado (pelÃculas que no están en cartelera), el otro dÃa nos quedamos sin ver Monstruos University 🙁
Nos hemos acostumbrado a tener que ver series como Héroes o Lost en internet para ir al ritmo de producción (con un retraso de meses e incluso de un año comparado a la difusión en España)
En resumen la sociedad siente que el discurso no es de gente que pida justicia o que pida lo mejor para el bien común, se percibe en la industria una especie de clan que se intenta proteger de lo que deberÃa ser un derecho que es el acceso a la cultura.
Y no es verdad que la gente no esté dispuesta a pagar, conozco mucha gente que ha pagado en el pasado precios muy altos por tener un ADSL de muy buena calidad para poder bajarse pelÃculas, mucha gente con Imageneo o Digital+ que a la vez descargaba pelÃculas.
En este sentido, ahora que ya la sociedad tiene la costumbre, que no entiende que las reivindicaciones de la industria sean justas, que esta industria empieza a dar la de cal (por fin empieza a haber servicios y oferta) pero sigue dando la de arena (este debate es un ejemplo), ahora tenemos un problema que es difÃcil parar…
Cada ley ha significado un fracaso y además los gobiernos creo que empiezan a percibir que tiene un coste en votos importante (¿os acordáis del #nolesvotes con Sinde?)
Yo no descargo de internet (que seguirÃa siendo lÃcito hay que decir), pero sobre todo porque no lo necesito, casi todo está en YouTube, Grooveshark o Spotify, y cuando no es asà un amigo lo tiene (¿descargado?) y se lo pido. No le pregunto a mis amigos cuando me invitan a una caña si el dinero lo han conseguido de una forma inmoral (podrÃa parecerle a alguien inmoral invertir en bolsa en un banco que deshacÃa) y no le pregunto como ha conseguido tal o cual CD.
Sigo queriendo comparar contenidos a un precio razonable y de una forma simple hace unos meses busqué Mary Poppins y después de buscar en los sitios oficiales durante un tiempo considerable recurrà a la biblioteca municipal: el dinero que se hubiese llevado Disney se lo llevó Repsol en la gasolina del coche ¿!?
¿Hay que cambiar las leyes? Creo que no, creo que hay que cambiar la forma de hacer negocios.
Estoy dispuesto a pagar ¿están dispuestos a darme servicio con mis condiciones?
Si los propietarios de derechos se han comportado y se están comportando de forma poco ética algún precio tendrán que pagar, no van a ser gratis las persecuciones y las presuntas leyes a medida de todos estos años.
No vale todo para luchar contra la pirateria y tanto daño que han hecho se les ha vuelto en contra.
Estos propietarios de derechos han cobrado y estan cobrando presuntamente cientos de millones de euros de dinero del estado y de los consumidores para compensar el derecho a copia privada, siendo incluso considerado ilegal este cobro pero no devuelto.
Por todo lo expuesto me declaro en rebeldÃa contra los derechos de propiedad intelectual en España.
El problema es el mismo que con el resto del sistema legal-judicial en España. Al igual que no se cumple la normativa de propiedad intelectual, no se cumple con la normativa Mifid , no se cumple la Ley de Competencia Desleal, la Ley General de Publicidad etc etc etc. El sistema legal es caro, y muy lento. Una justicia tardÃa no es justicia.
Y a todo esto se suma que culturalmente, el que incumple parece más listo que el que cumple. Si hay leyes aceptables. Pero cuando la firmeza de una sentencia tarda más de 5 años y al final es imposible cobrar la condena, no hay justicia.
SerÃa necesario que la justicia fuese más eficaz y que hubiese un cambio cultural. Y considero que un cambio cultural es muy difÃcil si los polÃticos no se comportan de una forma ejemplar.
Estoy de acuerdo, contigo Andy; en casi todo!
Tengo 30 años y me criado digitalmente con Napster y Emule y, hasta los 20 y tantos, cuando he alcanzado una independecia económica y han empezado a difundirse plataformas legales para acceder a obras musicales y audiovisuales, he sido un pirata.
IronÃa de la vida, ahora soy un abogado especializado en propiedad intelectual. Y lo que digo,obviamente,es en defensa de la Propiedad Intelectual.
Es cierto que en España, más que en otros entornos, hay un problema social relacionado con el acceso ilÃcito a contenidos cuturales y comparto tus preocupaciones. Hay una difundida autoindulgencia entre los usuarios a la hora de aprovecharse de circuitos ilicitos para disfrutar de la propiedad intelectual y ésto no es ni pillerÃa ni picaresca,es quitar recursos a esos productos que queremos seguir disfrutando.
Las campañas de sensibilización tienen su importancia y también la lucha a la cultura del todo-gratis-porque-sÃ, pero,dicho esto, la industria del entretenimiento tiene sus responsabilidades. La oferta legal a la que ahora se puede tener acceso en España ha alcanzado un nivel aceptable en cuanto a variedad y calidad de contenidos ofrecidos. Aceptable, ahà está el problema, nada más que eso.
Cuando descargaba contenidos de forma ilÃcita, da igual la herramienta, tardaba mucho tiempo en encontrar exactamente el contenido que buscaba: de la calidad que querÃa, en el idioma que querÃa y que fuese efectivamente el contenido que buscaba. En la epoca en la que vivimos, el tiempo es quizás el recurso más importante. Si las majors quieren acabar con la piraterÃa de sus contenidos, tienen todas las herramientas para hacerlo: desde luego – y se esta demonstrando – las leyes no estan ayudando. Si quiero quitar «mercado» a las webs ilegales tengo que ofrecer a los usuarios algo que ellas no pueden proporcionar: es decir catalogos más completos y más actuales con obras audiovisuales con la mejor calidad posible, en todos los idiomas, con todos los subtÃtulos imaginables y todos los «contenidos extras» que procedan. Esto sÃ, a un precio asequible. Si esto pasara, quienes tuvieran un nivel adquisitivo que se lo permitiera, estarÃan dispuestos a pagar por un servicio eficiente y de primera calidad. Se ahorrarÃan mucho tiempo y algún que otro disgusto, percances habituales para los usuarios de plataformas ilegales.
Desde mi punto de vista, la solución es un mix de diferentes factores que pasa por la sensibilización de los ciudadanos de la red y la mejora de la oferta legal; pero modificar lo status quo a golpe de reformas legislativas me parece, si cabe, hasta contraproducente.