Esta semana hemos podido disfrutar por partida doble la historia de uno de los atracadores de bancos más famosos de los últimos tiempos: «El Solitario». Y digo por partida doble porque Jaime Jiménez Arbe, alias «El Solitario» ha estado esta semana prestando declaración ante un juez de Tudela en relación al asesinato de dos guardias civiles en 2004, al tiempo que hemos visto en Antena 3 la miniserie «Soy el Solitario» (con una excelente producción, por cierto), que según la propia web de la cadena:
«Soy el Solitario» está inspirada en los hechos delictivos y la posterior detención en Portugal de Jaime Jiménez Arbe, un vecino de la localidad madrileña de Las Rozas, presunto autor de estos hechos, que pasará a la historia como los del atracador de bancos más buscado de España.
Los hechos reales aún no han sido juzgados. Sin embargo, la producción no profundiza tanto en la vida de El Solitario, como en investigación desarrollada durante varios años, primero por partes de la Guardia Civil y luego también, por la Policía Nacional.
Llama mucho la atención el tono que le han dado a la producción, a medio camino entre la ficción y el documental. El nombre del protagonista es Jorge Martínez Báez; coincide con el nombre real en que ambos empiezan por J, el primer apellido es bastante común, palabra aguda, acentuada y terminada en «nez«, y el segundo apellido comparten tres de sus cuatro letras. Además, no sólo presentan la serie como una «inspiración» en hechos reales, sino que los rasgos físicos del presunto ladrón son evidentes:
A la izquierda, «El Solitario» de la ficción; a la derecha, el real.
El personaje de ficción es perfectamente identificable con la persona real.
La única diferencia que, creo, tienen ambas historias son las licencias creativas que se han tomado los guionistas con la trama policial y el transcurso interno de las investigaciones. Al final de la miniserie aparecía una leyenda que, grosso modo, indicaba que ésta estaba inspirada en hechos reales, aunque con personajes y nombres ficticios y que en ningún momento querían poner en duda la presunción de inocencia de la persona cuyos hechos se relataban en la misma (¡ja!, y eso te lo decían después de que «El Solitario» de la ficción matase a dos guardias civiles, coincidiendo con los hechos que se le imputan y que sigue sin reconocer, un grave atentado, creo yo, contra la presunción de inocencia del artículo 24 de la Constitución Española, sobretodo porque los hechos no han sido juzgados aún.).
Esta miniserie me ha recordado una discusión que tuvimos varios compañeros del sector sobre la legalidad de hacer obras de ficción basadas en hechos reales, y lo cierto es que había opiniones para todos los gustos.
Las leyes de propiedad intelectual no protegen los hechos o los acontecimientos de la actualidad, sino la forma creativa en la que éstos pudiesen estar plasmados. No cabe la menor duda de que la vida de una persona no está protegida por derechos de autor a no ser que la plasme en un libro y éste sí cumpla los requisitos que impone la ley.
En este sentido, una de las sentencias más famosas en nuestro país en relación a este tema se produjo tras la película «Pídele cuentas al Rey», en la que se relataba la experiencia (más o menos real) de una familia de mineros asturianos que, tras quedarse en el paro, deciden peregrinar hasta Madrid para pedirle un trabajo al Rey. El largometraje se realizó sin autorización de la familia en cuestión y, aunque en primera instancia ganaron, la Audiencia Provincial de Madrid revocó la misma considerando que no había enriquecimiento injusto ya que la idea de ir andando de un lugar a otro para solicitar un puesto de trabajo no era protegible, más aún cuando ello no había sido plasmado en formato alguno. Además, consideró que sus derechos de imagen no se habían vulnerado ya que sus personas no eran identificables con los personajes de la película.
Tenemos ejemplos de películas realizadas con y sin autorización de las personas cuyas vidas relataban; entre las primeras están Camarón, Ray Charles, o «A beautiful mind», mientras que entre las segundas, «Lola», o las innumerables películas sobre Lady Di.
¿Se puede realizar una obra de ficción basada en personajes reales sin autorización de estos?
Ahora me tengo que ir, pero el lunes prometo arrojar más reflexiones y casos reales. Mientras tanto, podéis ir dejando vuestras opiniones. Buen fin de semana a todos.
Salud
En realidad, los medios ya han transmitido una «idea» sobre la posible culpabilidad del sujeto, la serie «reproduce» (o insiste) en esa idea, asà que no veo una posible vulneración del 24 de la Const… En todo caso, esto me ha hecho acordar una interesante monografÃa que leà hace no demasiado sobre la publicidad, los juicios, la libertad de información y temas conexos, pero no recuerdo ni el tÃtulo del trabajo ni el nombre de la autora (estoy casi seguro que era autora, eso sÃ).
Sobre el tema: Esto me ha recordado a un capÃtulo de Los Simpson, en que hacen una pelÃcula «basada en hechos reales» sobre Bart (cuando se mete de chico de los recados para la mafia) y comentan que no han cobrado nada por la pelÃcula porque han cambiado «suficientes elementos» para no tener que pagar por derechos de imagen (creo que en otro capÃtulo hacen el mismo chiste sobre Homer, cuando es acusado de abusos sexuales a una niñera universitaria).
De hecho serÃa cosa de protección de imagen e intimidad en su caso (que se desvelen hechos Ãntimos fácilmente relacionables con una persona determinada y no esté dentro de las excepciones para «comunicar» dichos hechos o circunstancias), esto es casi como las biografÃas no autorizadas, pero a todo color.
Interesante tema…
Hasta Luego 😉
¿Y dejas esta última pregunta sin responder?… qué manera de mantener el suspense Andy 😉
Estoy deseoso de ver la respuesta… y abrimos debate!
Hola,
he leÃdo este post y me parece muy interesante el tema de la obra de ficción basada en personajes reales. Hace tiempo tuvimos un caso en el Despacho sobre esta cuestión. No llegamos a una conclusión clara y puede ser la ocasión de estudiar a fondo el tema, por si a alguien más le interesa.
No sé si conoces una Sentencia de la Audiencia Provincial de Baleares (nº33/2004) de 9 de febrero de 2004 que analiza una novela escrita por un exfuncionario del Ayuntamiento de Ses Salines en la que se pueden identificar personajes ficticios con personas reales, en la que hay frases injuriosas e insultantes. En el fallo se declara que el libro atenta contra el honor de esas personas, se prohÃbe difundirlo, se acuerda el secuestro de los libros no vendidos y unas indemnizaciones económicas.
Saludos,
Hola,
Acabo de conocer este blog, y me parece de gran interés, dado que me encuentro en una encrucijada respecto a una obra que estoy escribiendo. Se trata de una novela de intriga histórica y uno de sus principales personajes es una persona famosa del mundo deportivo.
Hasta ahora nadie ha sabido darme una respuesta clara sobre los lÃmites de los derechos de imagen en este caso. RogarÃa que, si alguien conoce bien el tema, contactara conmigo para orientarme.
Saludos, y muchas gracias.