Telefónica sigue preocupándose por mi tiempo de ocio y esta vez, al igual que hace un mes, ha decidido que este fin de semana mis ojos van a descansar de las radiaciones que emiten la pantalla de mi ordenador y de mi televisión, y mis oídos de las largas conversaciones telefónicas que rara vez mantengo. Vamos, que llevo desde ayer sin ADSL, Teléfono e Imagenio en casa.
En estos momentos me doy cuenta de dos cosas: primero, la poca fiabilidad de nuestras conexiones y redes (sobretodo con Telefónica, ya que en casa de mis padres llevamos años con Ono y nunca hemos tenido ni una sola interrupción) y segundo, la dependiencia que muchas personas tienen tenemos a Internet. En fin, resignación y reposo total, como diría un traumatólogo.