No creo que a estas horas de la mañana (las 9:32 según Windows) haya alguien que no se haya enterado de la macro-operación del día, la compra de YouTube por parte de Google, algo que a nadie ha pillado por sorpresa y que ha sido noticia de apertura de los informativos de Telecinco esta mañana a las 8 y de la página principal de El Mundo a la misma hora.
Aparte del precio de compra (1.650 millones de dólares pagaderos en acciones), que seguirá operando independiente a Google, y que sus empleados seguirán donde están, poco más se ha sabido de la operación. En palabras de Eric Schmidt, CEO de Google: «El equipo de YouTube ha construído una impresionante y poderosa plataforma audiovisual que complemente la misión de Google de organizar la información mundial y hacerla universalmente útil y accesible». En fin, todo muy bonito.
Me interesan mucho los cambios que esta operación traerá. Es evidente que Google no ha comprado YouTube para dejarla como está, máxime cuando hasta ahora, uno de los secretos mejor guardados de la Red es de qué forma se lucra YouTube. Google meterá publicidad, eso no cabe la menor duda, aunque todavía es incierto si se hará a través de Adsense o seguirá siendo gratuita para usuarios domésticos y de pago para empresas, siguiendo parcialmente el modelo de Click-to-Play Video Ads que presentaron hace unos meses.
Me parece también interesante el tema que comentan en Tachnovation sobre la posibilidad de incluir hiperenlaces dentro del vídeo, para poder obtener información de, por ejemplo, la ropa que llevan los protagonistas de una película o los artículos que aparecen en pantalla; a pesar de ello, esta forma de interactividad que en TV se llama «red button«, no ha tenido el éxito que se esperaba; al fin y al cabo cuando estamos delante de la tele queremos desconectar, no interactuar.
También será interesante comprobar los ambiciosos planes de Google en el mundo del vídeo, y ver si tratarán hacer un Google Print o Google Library, pero del vídeo, aunando en un único sitio todo el material audiovisual del mundo. Pero claro, aquí tendrán la oposición de una industria audiovisual muy celosa con sus derechos, aunque después de los acuerdos a los que ya ha llegado YouTube con Warner, Sony, Universal & Cía., todo puede ser posible.
Se acerca el día en el que estaremos tirados enfrente del televisor seleccionando los vídeos que deseamos ver, aunque a muchos tanta interactividad en los momentos de «desconexión cerebral» no nos gusta demasiado, y Google, siguiendo su deseo de la ubicuidad, también quiere estar ahí.